El truco final - LA VOZ EN OFF

lunes, 16 de julio de 2012

El truco final




Tras el éxito de Batman Begins, su director Christopher Nolan prefirió tomar un descanso entre una entrega y otra de la trilogía del murciélago. Para esta ocasión, volvió a reunir a un excelente reparto en una película más íntima pero no menos interesante.

Robert y Alfred son dos magos exitosos en Londres a finales del siglo XIX. Tras un dramático acontecimiento, ambos compañeros darán pie a una rivalidad, una enemistad sin límites con objeto de alcanzar el mejor truco. Su enfrentamiento solo podrá acabar con el éxito de uno y el hundimiento del otro.

"Presten mucha atención". Estas son las palabras con las que se inicia la película y no de forma arbitraria. Una película estructurada enteramente como un truco de magia, como un maravilloso número de prestidigitador.

El truco final, coescrita por el director Christopher Nolan y su hermano, Jonathan Nolan, narra de forma urgente pero sobria, una historia de cómo la amistad se torna en enemistad por la búsqueda de la fama y del prestigio. Por querer llegar a ser el mejor aun a costa de perjudicar y hundir si cabe una antigua amistad.

La película es una delicia visual. La fotografía de Wally Pfister resulta inmejorable así como la ambientación de la época decimonónica. También ayuda a crear un ambiente enrarecido la funcional música de David Julyan. El truco final supone para su autor la plena definición de su estilo y lenguaje cinematográfico.

Como es frecuente en la filmografía de su director, volvemos a encontrar protagonistas marcados por un pasado traumático y por una malsana obsesión, en este caso, lograr ser el mago más grande de Londres. Hugh Jackman y Christian Bale brillan como los protagonistas de esta historia de eterna rivalidad, mientras que Michael Caine, como siempre, interpreta a la perfección su papel. Por otra parte, Rebecca Hall y Scarlett Johansson cumplen sobradamente, si bien su papel en la película queda bastante reducido y muy desaprovechado, lo que denota ya cierta incapacidad de su autor en escribir personajes femeninos con más trascendencia. Es de destacar la sorprendente y más que satisfactoria caracterización de David Bowie como Nikola Tesla, cuyo duelo con Thomas Edison podría haber dado lugar a una historia muy interesante.

El truco final es la película más tramposa de su director hasta la fecha. Emplea la ruptura del tiempo narrativo de forma aleatoria y poco justificada. Además, al utilizar como hilo conductor la lectura de textos escritos por los propios protagonistas, se recurre a demasiados trucos para jugar con la veracidad o no de lo narrado en pantalla. Lo que no impide ofrecer escenas realmente maravillosas, como esa pelota botando que cambia de dueño y que da a entender la resolución de la película. No obstante, todo esto podría justificarse por su naturaleza de truco de magia.

La película embauca, absorbe. También engaña, como un mago engaña a su público. Pero todos sabemos que un sombrero del que sale un conejo no puede ser un sombrero normal tal y como pretenden hacernos creer, que hay truco. Y aunque uno pueda sentir que ha sido engañado en su acto final, sale del cine queriendo ver la función de nuevo.



2 comentarios:

  1. Dice Paul Auster: "La función del truco no es exactamente la de engañar al público, sino la de complacerlos en su deseo de ser engañados". Cuando lo leí pensé inmediatamente en el cine. Y en la sensación que tenemos cada vez que nos metemos en una sala, y se apagan las luces:-)
    Un saludo,
    Patricia

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    1. Muchas gracias por el comentario! :-) Pues exactamente eso es lo que se siente con esta película. Una extraña sensación placentera por la manera tan elegante en que nos engañan porque, confiesa, lo que queremos es que nos sorprendan.
      Saludos!

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